Sanz debuta y Fina Román es la única española en el palmarés. La navegante dice que es un lujo su presencia y Laia le propone formar un futuro tándem en coche.
Dos décadas las separan, pero en apenas unos minutos Fina Román y Laia Sanz se han soltado la melena y en su conversación distendida, a instancias de Mundo Deportivo, acaban surgiendo divertidas anécdotas y hasta el irreproducible ‘cuore’. Fina lleva en el rally Dakar desde 2003; Laia se incorpora este año. Se citan en un par de ocasiones, una en el vivac, donde el perfecto italiano de Laia les permitirá seguir echando unas risas, y otra para competir juntas en coches. Fina se ve “mayor” para volver a pilotar coches en el Dakar y la 10 veces campeona del mundo de trial improvisa: “Hacemos una cosa: yo llevo el coche y tu serás mi copiloto. ¿Lo firmamos ya?“.
Fina Román, única española en el palmarés del Dakar, ha sido testigo de casi todas las participaciones femeninas españolas. “En motos me hizo mucha ilusión ver acabar el Dakar a Amparo Ausina porque hizo un esfuerzo impresionante. Me llevé un gran disgusto con lo de Rosa Romero, que no acabó y no por su culpa (le prometió a su marido, Nani Roma, que abandonaría si se quedaba sin mochilero, y sucedió). Creo que, aunque atrás, hubiese terminado”.
Y las miradas de Fina y de esta periodista se dirigen a Laia, que no da tiempo ni a que le planteen la pregunta: “Yo acabo igual. Sería una putada porque estaría sola, pero si estoy bien intentaré acabar. No he prometido nada a nadie si me quedase sola”, explica la de Corbera de Llobregat.
Román tiene hecha una perfecta composición del Dakar y de como es vista la mujer en esta competición. “De 3.000 personas que hay al principio en el vivac apenas cien somos mujeres. El trato hacia nosotras no diría que es machista, sino de envidia y de recelo. Se nos mira como si fuésemos unas intrusas en un mundo de hombres”.
Laia no se sorprende: “En el trial también pasa, así que no es ninguna novedad para mí. Envidia la hay en todas partes. Machismo, no, al contrario. Por ser chica te tratan mejor, pero sí recelan de queles comas el terreno, que les quites protagonismo”.
Una de las preocupaciones de la debutante Sanz es la higiene personal durante la carrera. “El año pasado como espectadora me quedé un poco preocupada con el tema de lavabos y duchas. En tres dias no me duché y tiré de toallitas“.
Fina cuenta su propia experiencia: “Una se acostumbra a todo, me he encontrado de todo. Los primeros Dakars tenía que ir a las duchas comunitarias. El primero de Argentina me daba cosa usar la ducha del equipo Epsilon dentro del camión y me fui a las comunitarias. Eran unisex y los chicos que me encontré en ese momento iban en pelota picada y si alguno estaba tapado sólo al ver una mujer se destapaban para hacerte sentir mal, así que desde el pasado año, a la ducha de Epsilon. Los waters muy mal, son químicos y francamente, muy sucios”, explica.
Asegura Fina que “cuando llegue cada noche al vivac, mi preocupación será ver si ha llegado y estás bien. ¡Y pobre de ti si te encuentro por el camino, bofetadas hasta en el DNI te daré, como me decía a mi Josep Maria!” (Servià, su marido y ex dakariano).
Respecto a la rivalidad femenina, Román le explica a Laia que “en motos y quads hay mucha y la ganadora 2010, la sueca Annie Seel, creo que no te mirará con buenos ojos”, dice. “Lo sé, lo sé, ya me lo han dicho. En trial tengo muy buen rollo con mi principal rival y en enduro ya vi que alguna me miraba en plan ‘me vienes a pisar el terreno’”, expone Laia.
Fuente: www.rallyglobal.com
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