“¡Es estupendo el reencuentro! Es curioso cómo se activan rápidamente los automatismos después de haber corrido cinco años juntos”, comenta Gilles Picard, ganador también en 2006 con Alphand.
“Compartimos miles de anécdotas que recordamos en la pista y nos lo pasamos en grande. Es otra forma de abordar una carrera, con algo más de distancia, dedicando tiempo a un análisis pormenorizado del terreno y pudiendo apreciar la belleza de los paisajes y la calurosa acogida de los habitantes”.
“¡Todo está saliendo estupendamente!”, añade Jean-Pierre Fontenay. “Es nuestro tercer año consecutivo con el equipo aquí y todo el mundo ya sabe cómo van las cosas. En cuanto a Gilles, no me sorprende, el ejercicio le va como un guante. Además, nos completamos perfectamente. Si bien en la carrera actuábamos como una sola persona, durante los reconocimientos no paramos de debatir en el habitáculo. Gilles tiene la visión de un copiloto oficial, es decir, incluso cuando se va despacio, evalúa el terreno con los ojos y la velocidad con la que corren los mejores equipos. Yo me retiré de la competición en 2003, así que pienso ante todo en los ‘gentlemen’ y los amateurs. Así que juntos conseguimos definir un roadbook bien equilibrado y muy coherente”.
“Para mí los reconocimientos no son realmente algo nuevo, porque en muchas ocasiones me he encargado de abrir pista”, comenta Gilles Picard. “Claro que no es lo mismo, pero se asemeja. Además, Stéphane Le Bail me ha explicado todo perfectamente, concretamente el funcionamiento del GPS, un tanto particular, que empleamos y que me parece extraordinario. Sencillo, lógico, eficaz, casi deja tiempo para admirar el paisaje por la ventana”.
“Como siempre, prefiero no revelar demasiado el recorrido”, concluye Jean-Pierre Fontenay. “Pero en las etapas 3, 4 y 5, para las que llevamos realizando reconocimientos desde hace una semana, hemos atravesado terrenos muy variados, pero en general sin piedras. Solo he sufrido un pinchazo, ¡porque me paré justo encima de un trozo de hierro! Hay ante todo vegetación, bastante arena y una estepa plana en la que no se ve ni un árbol donde la vista alcanza. Un horizonte infinito y de repente uno se puede topar con un pequeño cordón de dunas en medio de la vegetación. Esta variedad permanente es estupenda cuando se está al volante. En cualquier caso, los corredores van a quedar contentos: como nosotros, ¡disfrutarán por todo lo alto!
Fuente: Rallyglobal.com y Comunicado de Prensa Rally Silk Way
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